Esa fue mi reacción hace unos días cunado me estaba duchando y vi a ese animalito anclado a la zona posterior de mi brazo.
En esos momentos, por tu cabeza empiezan a aparecer imágenes de tus clases de parasitología. Por “deformación profesional”, empiezas a recordar todas y cada una de las enfermedades que pueden transmitir las garrapatas, te pones nervioso, sudas... ¡oh dios, voy a morir!.
Acto seguido, pedí unas pinzas a gritos desde el baño para poder arrancarla y empecé a recordar que hacía un par de días estuve haciendo senderismo. Y que además, a la hora de la comida me senté en el suelo. Sí, hice una de las cosas que no hay que hacer, y sí, tampoco me revisé el cuerpo al llegar a casa.
Fuera de esta anécdota, en muchas ocasiones me han preguntado como se debe quitar una garrapata en los perros o de donde vienen las garrapatas, mencionando cosas como: “si no hay animales por la zona como es que hay garrapatas”. Este tipo de preguntas me han llevado a redactar este post, ya que mucha gente desconoce ¿Cómo se debe quitar una garrapata?, ¿Cuáles son las épocas de riesgo?, ¿Qué síntomas nos deben alertar de una posible enfermedad transmitida por garrapatas?, etc. En este post voy a tratar de responder y aclarar algunas de estas preguntas.
Por estas fechas es común ver a senderistas, campistas o gente que busca lugares para realizar pícnics y descansar al aire libre. En estos lugares es donde se encuentran estos pequeños animales, que transmiten enfermedades a las personas y las masotas.
Debido al cambio climático, sobretodo en las zonas más calurosas de España, la presencia de garrapatas es cada vez mayor y se alarga todo el año. En la naturaleza, además de las garrapatas, hay que tener en cuenta los mosquitos, tal y como ya mencioné en mi publicación sobre los ARBOVIRUS.
Las garrapatas son artrópodos de la clase arácnidos y se dividen en dos familias:
Las garrapatas pasan por varios estadios a lo largo de su vida (larva, ninfa y adulto) y necesitan sangre para producir la muda de una fase a otra.
Las épocas de mayor riesgo son la primavera (abril-mayo) y el otoño (septiembre-noviembre). La supervivencia de estos animales depende de las condiciones de temperatura y humedad, cuando estas no son adecuadas pueden entrar en una fase de letargo y permanecer a la espera de las condiciones adecuadas.
En primaveras muy lluviosas se produce una mayor afluencia de garrapatas, además la falta de desbroce y limpieza de montes favorece una mayor reproducción de las garrapatas. Aparte del cambio climático, algunos autores también destacan que el aumento de la urbanización y el peligro en las poblaciones de algunos animales salvajes (hospedadores) está haciendo que haya mayor proliferación de garrapatas.
Hay que recordar que las garrapatas del género Ixodes ponen los huevos en el suelo, algunas especies como Ixodes ricinus (transmisor de la enfermedad de Lyme) permanecen en la hierba a la espera de que algún hospedador adecuado pase por ahí. Otras como Hyaloma marginatum prefieren el suelo para esperar a su huésped.
En la mayoría de ocasiones la picadura de una garrapata no produce ningún tipo de daño o lesión, y mucho menos la transmisión de alguna enfermedad. Se requiere un cierto tempo de alimentación sobre el hospedador para tener la capacidad de infectarlo.
Las zonas del cuerpo donde suelen picar son la cabeza, la zona inguinal o el cuero cabelludo. Prefieren las partes del cuerpo donde hay más calor, por eso es importante revisar bien las zonas donde hay “pliegues” después de haber ido a la montaña.
Un pequeño porcentaje de garrapatas pueden ser portadora de algún microorganismo patógeno o producir algún trastorno como:
Tras la picadura de una garrapata, durante 4 semanas, se debe estar alerta ante la aparición de síntomas como fiebre, cansancio, dolor articular, dolor muscular o dolor de cabeza. Sería conveniente conservar la garrapata en alcohol o tener imágenes de ella para estudiar el caso, por si se diera algún síntoma.
Algunas de las enfermedades infecciosas transmitidas por garrapatas (EITG) que pueden aparecer en nuestro país (aunque son poco frecuentes por ahora) son la enfermedad de Lyme o la fiebre hemorrágica de Crimea Congo.
Las garrapatas se deben retirar con pinzas lo más cerca posible de la piel y tirar recto sin retorcerla, evitando así que partes de la garrapata queden en la piel, ya que pueden producirse abscesos. Una vez retirada, limpiar la piel con jabón y agua.
Es preferible utilizar unas pinzas de punta roma. Para las mascotas existen herramientas específicas para arrancarlas.
Nunca, repito, nunca, jamás, utilizar remedios caseros como gasolina, leche, frotar con vaselina, quemar con un mechero, etc. Tampoco se debe aplastar o comprimir, todas estas acciones pueden aumentar la probabilidad de infección, ya que la garrapata inyecta su contenido como método de defensa.
Para evitar la picadura de garrapata se pueden seguir algunos de los siguientes consejos:
Aunque pueda parecer un tema banal y del cual no hay que preocuparse, es conveniente estar informado del riesgo y los peligros que pueden suponer las enfermedades transmitidas por garrapatas.
Un buen ejemplo de ello es la enfermedad hemorrágica de Crimea Congo que desde 2016 ha dejado 3 fallecidos en España.
Seguir estos consejos nos ayudará a evitar sustos y a no entrar en cólera (igual que yo).
Y por si te los estás preguntando no he tenido ningún síntoma y ya ha pasado más de un mes, así que sigo viva.
Fuentes: