Puede ser que le hayas odio esta frase a tu pescadero habitual, pero por suerte para tu intestino esas almejas no han venido directamente de la ría. Seguro que más de una vez has oído que no se debe comer los moluscos encontrados en la playa, o de las mareas rojas, o de los problemas que puede acarrear comer este tipo de marisco en lugares poco salubres. Por no hablar del especial cuidado que hay que tener al consumirlos crudos como se suele hacer con las ostras.
Los moluscos bivalvos como las almejas (imagen 1) o los mejillones requieren de un proceso de depuración antes de su venta, ya que al ser organismos filtradores pueden retener en su interior toxinas (ASP, PSP,etc), metales pesados y microorganismos (Coliformes, Salmonella sp., etc). Este proceso de “limpieza” se realiza en depuradoras y zonas de reinstalación de mariscos, cuyos requisitos operativos y de higiene están regulados por ley.
La legislación establece los requisitos del agua utilizada, así como del proceso y la duración del tratamiento de “limpieza” que deben pasar los moluscos para ser APTOS para el consumo humano.
El proceso viene determinado por la zona de producción donde se recolectaron, estas zonas están definidas por ley según la calidad microbiológica de sus aguas (principalmente el grado de contaminación por E.coli):
Para comprender mejor estos términos hay que aclarar que una “reinstalación” es el traslado a zonas marítimas, lagunas o estuarios durante el tiempo necesario para reducir los contaminantes que contienen los moluscos y hacerlos APTOS para consumo humano (no incluye el traslado a zonas para su posterior engorde o crecimiento). Las zonas de reinstalación deben estar claramente señalizadas y delimitadas para su uso exclusivo en la depuración natural de los bivalvos vivos. Los requisitos que deben cumplir estos emplazamientos vienen legislados en el Reglamento 853/2004.
Los moluscos solo pueden ser recolectados en las zonas de producción limitadas y clasificadas por la Comunidad Autónoma correspondiente. En el caso de Galicia, ninguna de las zonas de producción de bivalvos está declarada de tipo A, como se puede ver en la Orden de la Xunta del 8 de abril de 2019 donde se muestra la clasificación de las distintas zonas de la costa gallega.
Como se puede observar, el proceso que sigue la almeja que venía de la ría es largo y podría dar un par de posts más.
Para terminar quiero destacar la importancia de la trazabilidad de estos productos y de los controles sanitarios en las zonas de producción, ya que las malas praxis en el sector puede suponer el riesgo de contraer toxiinfeciones alimentaria más allá de una gastroenteritis. También se pone de manifiesto la importancia de los vertidos al mar y de las condiciones de salubridad de nuestras aguas, resulta sorprendente que zonas tan famosas por el marisqueo como Galicia no tengan zonas de producción calificadas como A.
En este artículo no he entrado a considerar las toxiinfeciones que podrían provocar los virus, parásitos, toxinas, bacterias, etc, que podrían estar presentes en este tipo de marisco, pero como consejo para que el consumidor recordar siempre el cocinado correcto de los mismos y la compra productos de calidad y de procedencia conocida.
Fuentes: